¿Quiénes somos?

La barbarie, escondida tras una mascarada de desarrollo tecnológico y saber intelectual, asola al planeta como nunca antes en la historia conocida lo hizo. Los degenerados césares romanos, los psicópatas nazis, los genocidas comunistas y todos los autócratas del pasado palidecerían de vergüenza frente al mundo del siglo XXI. Han sido superados con creces. 

Mientras 860 millones de personas van muriendo diariamente de hambre, 300 plutócratas concentran en sus manos más dinero que las economías de 86 países. Mientras 5.000 niños mueren por falta de agua potable cada día, siete potencias gastan 300 millones de dólares diarios en armas nucleares. Las desigualdades sociales, las perversidades institucionalizadas se convirtieron en abismos de injusticia e impunidad. La política ha desaparecido y reina cínicamente la politiquería.

Y en esta época tan crítica por la que atraviesa la humanidad, Bolivia, América Latina y el Mundo necesitan establecer una auténtica Revolución Política. Urge luchar por la instauración de un Nuevo Orden Político, de un Nuevo Sistema de Gobierno que se oriente a lograr el Desarrollo Integral de todos los habitantes de los Estados del planeta.

Sin embargo, los habitantes del planeta no conocerán jamás una verdadera Revolución, si no se revolucionan a sí mismos. El Desarrollo Integral de las naciones requiere de una transformación psicológica eminentemente consciencial. Varones y mujeres deben recobrar los perdidos valores realmente humanos. Sólo así, de manera armónica y homogénea hombres y mujeres podrán desarrollar todo el potencial económico y material para alcanzar una vida digna de llamarse vida.

Esa gran transformación social resulta imposible cuando es encarada por los partidos de derecha, de izquierda o del centro. Por el contrario, ellos son los causantes de la colosal crisis que castiga al planeta porque constituyen los fieles instrumentos de los Amos del Capital. Son los clásicos practicantes de la politiquería. Como tales, aún bajo sus recicladas, camufladas o reverdecidas expresiones, resultan incapaces de ofrecer nada nuevo a los pueblos. Es más, en la mayoría de sus expresiones destacan hoy notablemente los síntomas de su total decadencia.

Como siempre, solo usan su disfraz programático y sus máscaras de principios únicamente para la satisfacción de sus más bajas pasiones. Éstas se traducen simplemente en dólares, oro, drogas, degeneración sexual, ostentación desvergonzada, vanidad intelectual y poder.

Por ello, frente a esta dramática realidad que viven las naciones del mundo entero, se levanta Acción Humanista Revolucionaria (AUR). Surge el Humanismo Revolucionario para reivindicar y vivir la ciencia y el arte de la política. Se lanza a la lid para establecer los cimientos sólidos e inteligentes sobre las cuales se edifique el desarrollo de la nueva sociedad humanista. Surge la doctrina que aplicada plenamente en la praxis permitirá la conquista del poder, primero, y una feliz satisfacción de las necesidades vitales, tanto materiales como espirituales del individuo, en armonía con la humanidad y la naturaleza, luego.